Mindanao: Su Historia y Geografía by José Nieto Aguilar


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Page 1


Prologo


Un soneto me manda hacer Violante
y en mi vida me he visto en tal aprieto,


dijo famoso y notable poeta en no menos famoso y notable soneto. En
m�s grave y verdadero aprieto me veo yo, que no soy famoso ni
notable, ni tengo la m�s remota esperanza de serlo aunque mil a�os
viva y muchas cuartillas emborrone, al encontrarme en el caso de ser
prologuista de un libro de indudable m�rito, porque el F�nix de los
ingenios espa�oles, aunque otra cosa dijera al escribir el soneto
que le mandara hacer Violante, hab�a enriquecido con otros muchos la
poes�a castellana, y �ste ser� de verdad el primer pr�logo del que
se reconoce sin facultades para tal empresa.

Con aparente raz�n me arg�ir�s, respetado y querido lector, que
c�mo y por qu�, si me considero sin fuerzas para darle cima, tengo
la osad�a de pretender ejecutar�a; y yo te replicar� humildemente
que, considerando que es la m�s antip�tica forma de la soberbia
y la presunci�n la intempestiva modestia, virtud que tan pocos
tienen y con tant�sima frecuencia se falsifica, si hubiera sido
un �ntimo amigo el que me hubiera solicitado para tal empe�o, con
la confianza que d� la amistad hubiera rehusado el complacerle,
exponi�ndole franca y sinceramente mi incompetencia y los perjuicios
que � su obra le irrogar�a el ir precedida de un pr�logo de persona
de tan poca autoridad como soy yo; pero se trataba de un escritor
merit�simo, seg�n he podido comprobar por la lectura de su obra,
que era para m� completamente desconocido, y cuya jerarqu�a en la
milicia, aunque honros�sima, es modesta, y una negativa m�a tal
vez la hubiese considerado como desd�n m�s bien � la persona que
al libro, incurriendo yo, sin pretenderlo, en desconsideraci�n
y descortes�a. Me precio de pobre de esp�ritu y no quiero gravar
mi alma con tal pecado. Prefer� � excusarme con el autor, darte la
excusa de lo que pudieras creer osad�a, � t�, que por la superioridad
que te d� el ser juez inapelable y temido de cuantos escribimos,
no resultar�s mortificado en tu amor propio; que por ser solicitado
con af�n, no cabe la posibilidad de que te consideres desde�ado; y
que m�s bien pecas de excesiva benevolencia que de rigor excesivo,
puesto que toleras y sustentas, aunque no con esplendidez, � tanto
escritor de pacotilla; y h� aqu� por qu� me encuentras todo medr�sico
y acongojado ante las dificultades del desempe�o del empe�o en que
me veo metido, sin garant�as que puedan valerme en tu juicio.

Y ya que del gran Lope de Vega me ampar� para dar con buen pi�
comienzo � mi penosa jornada de hoy, los procedimientos que emple� en
su ingenios�simo soneto he de emplearlos yo en la presente ocasi�n,
con la diferencia de que como el �xito no consiste principalmente en
los procedimientos que para obtenerle se ponen en pr�ctica, y s� en
la habilidad del que hace uso de ellos, si al eximio poeta le result�
una joya literaria, � m�, prosista pedestre, me saldr� lo que quisiere
Dios, � quien con cristiana y cat�lica fe me encomiendo de todas veras.

He observado que en los pr�logos se suele dar principio explicando
de un modo m�s � menos indirecto el por qu� de ellos, y _birla
birlando_, sin darme cuenta de ello, es lo que he hecho en los
p�rrafos anteriores. Pres�ntase despu�s el autor � los lectores, y
aunque por incidencia y de un modo incompleto tambi�n, he verificado la
presentaci�n, y para completarla dir� que su colaboraci�n, buscada con
empe�o y empleada con utilidad en centros oficiales y por consp�cuos
personajes pol�ticos que en las cuestiones referentes � nuestras
provincias y colonias ultramarinas han entendido y entienden la f�cil
y frecuente acogida que � art�culos suyos sobre estos asuntos y otros
concede un important�simo diario madrile�o, y su �ltimo libro titulado
_Colonizaci�n de Filipinas_, de que est� agotada la edici�n, pruebas
evidentes y experimentales son de la competencia del autor de este
libro en las materias que en �l estudia y expone. No busqu�is en sus
p�ginas ret�ricos ali�os cuyo objetivo sean rebuscados primores de
estilo; Nieto se ci�e � exponer con claridad y concisi�n, y � razonar
con solidez y l�gica, y en estos tiempos en que el buen gusto huye
como del demonio de las fatigosas ampulosidades de una ret�rica mal
empleada y de impertinentes met�foras � in�tiles tropos, y se regocija
con la sobriedad del lenguaje, que no est� re�ida, ni mucho menos, y
m�s bien al contrario, con la elegancia, estas condiciones del autor
constituyen un verdadero m�rito. Y h� aqu� por d�nde al completar
la presentaci�n de rigor, me he deslizado � dar mi opini�n sobre la
forma literaria del libro.

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Books | Photos | Paul Mutton | Mon 20th May 2024, 0:05